La idea de que mi vida se rige bajo las leyes de Murphy se me hace cada vez más tangible. Si frente al espejo del baño decidí finalmente declarar en voz alta no querer un summerloving, era evidente que en el futuro cercano el summerloving de hecho se iba a hacer presente.
Es cierto que tardó un poco, más de lo normal y más de lo que ciertamente yo hubiera preferido, pero apareció, de repente, como si no le debiera nada a nadie (sin embargo me debe mucho, y lo sabe).
Me costó un enero entero sola en una ciudad que no es mi ciudad, sin amigos, sola con mi campari, mi reposera en el balcón y mi gato, sola colgado cuadritos y plantando 14 plantas, sola sola, lo que se dice una tía solterona, sola (como para fijar la idea). Sola pensando en el summerloving que me dio esperanzas el último día del 2011 y me las quitó (de nuevo, como si no le debiera nada a nadie) un par de días después. Sola, mirando el celular cada 2 minutos para ver si aparecía. Sola y patéticamente sola. En este punto debo aclarar que por decisión propia sola, y por querer hacer las cosas como se deben por una vez en mi vida, pero bueno, sola al fin.
Y cuando se termina mi solitario enero, después de haber aceptado no amargarme la vida con él, después de que en mi lista de objetivos no aparezca la palabra "amor", sólo amistad, familia y facultad, después de todo eso...Murphy decide hacer de las suyas. Heme aquí, nuevamente en el ruedo, puede durar nuevamente sólo un par de días..no lo sé.
Solo sé que, de esta vida, cada vez entiendo todo un poco menos.